Rosario Rogel-Salazar
Rosario Rogel-Salazar
Rosario Rogel-Salazar
Universidad Autónoma del Estado de México
Socióloga, doctora en
Ciencias Sociales. Especialista en Teoría Social Contemporánea, Comunicación
Científica, Ciencia Abierta y Acceso Abierto. Investigadora de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México
desde 1995. Profesora visitante en el área de Metodología de la Investigación
de la Universidad de Cuenca, Ecuador, desde 2016.
Investigadora visitante en la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México, desde 2017.
Integrante del cuerpo docente de El Colegio de las Américas de la Organización Universitaria Interamericana (OUI), asociación sin fines de lucro que promueve el desarrollo de iniciativas de cooperación académica entre las Instituciones de Educación Superior en las Américas, desde 2019. Embajadora de Figshare para América Latina, repositorio de acceso abierto gestionado por Digital Science, Reino Unido. Mentora del programa internacional AuthorAID, red mundial gratuita y pionera que brinda apoyo, orientación, recursos y capacitación para investigadores en países de ingresos bajos y medianos. La campaña "Dominemos las TIC" 2014, del colectivo Take Back The Tech, capítulo México, la incluyó como una de las diez mujeres en México más sobresalientes en el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en el marco de la convocatoria anual de la Organización de las Naciones Unidas Únete.
El proyecto Women Leaders in Openness (desarrollado por New York University Library), integró su perfil en la lista de mujeres líderes en investigación sobre ciencia abierta y acceso abierto.
Titulo:
"El papel de la comunicación de la ciencia en medios digitales en el contexto de la Educación Remota de Emergencia"
El objetivo es analizar las implicaciones del cambio digital en la comunicación científica y explorar el alcance de la digitalización como proceso sociotécnico. La comunicación científica y académica se ha modificado radicalmente a raíz del uso extensivo de medios de comunicación electrónicos, ello ha sido particularmente evidente a raíz del ajuste de prácticas en la comunicación científica en el marco de la pandemia. La comunicación científica se ha modificado radicalmente, la tradicional distinción verdad / no verdad científica es cada día más ambigua, la generación de datos masivos es abrumadora, la emergencia de nuevos algoritmos, el desarrollo de la web semántica, de ontologías web -entre otros desarrollos- permiten suponer que para comprender las implicaciones de la digitalización es preciso pensar la comunicación de la ciencia en un sentido dialógico; donde existen interacciones entre individuos, pero también entre algoritmos, bytes y pixeles.
En el ámbito educativo, la emergencia de estos cambios se ha vivido de forma abrupta a raíz de la pandemia, aunque el desarrollo de ambientes educativos virtuales ha existido desde hace más de un par de décadas. Sin embargo, el objetivo de la educación medida por tecnologías en el contexto de la pandemia no ha tenido el objetivo de recrear ecosistemas educativos virtuales robustos, sino más bien proporcionar acceso temporal a la instrucción y a los apoyos pedagógicos de una manera rápida y fácil de configurar durante la emergencia. Cuando entendemos enseñanza remota de emergencia de esta manera, podemos comenzar a diferenciarlo del "aprendizaje en línea".
La particularidad en estos momentos es que la mudanza se ha tenido que hacer con una velocidad sin precedentes, y aunque existía personal de apoyo en "educación a distancia" en muchas instituciones educativas, dichos equipos estaban generalmente dispuestos para apoyar a los pocos integrantes de la comunidad interesados en implementar el aprendizaje en línea. La diferencia es que el día de hoy esto es obligatorio, no se puede brindar el mismo nivel de apoyo a todo el profesorado en una ventana de preparación tan estrecha; por ello es preciso improvisar soluciones rápidas en el menor tiempo posible, no importa cuán inteligente sea una solución, están surgiendo buenas prácticas que será preciso rescatar en algún momento.
La adopción de prácticas de comunicación científica y académica mediadas por tecnologías es aún una asignatura pendiente en algunos contextos, y es preciso abordar la necesidad de cerrar esas brechas, si no queremos ampliar las inequidades ya de por sí existentes.